Tanto asfixia en este tiempo el alma
que el más cálido sentido
me hiela este dañado corazón
y el más grande consejo
me envía al cercano desconsuelo.
.
A este dolor queda atada mi razón,
sin un respiro ni tregua
me absorve el mal con su poder
pulverizando en fuego mi vida,
reduciendo en negras cenizas mi ser.
.
Y ni la suave brisa, ni una sóla sonrrisa,
vencen esta amargura con su dulzura
y ni el vibrante sonido de un violonchelo,
ni su esencia de último consuelo
consiguen calmar este tormento.
.
Pasa el dia y su oportunidad
y no puedo evitar que me duela el respirar
y no acaba este interminable infierno
al que no sé como he entrado
y del que no salgo ni mientras duermo.
.
Pasa el tiempo y sigo siendo un débil preso,
navegando entre tormentas y espejismos
sin poder al fin atracar, siguiendo inmerso
en un basto océano de profundos abismos.
Cazadores de almas, asesinos de sus sueños.
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